Capítulo 11: “¡Arrancamos el viaje por el sur de Australia!

Con el auto y una carpa en el techo, viajamos desde Perth hasta Port Lincoln, la primera mitad de nuestro gran recorrido hacia Sídney. Atravesamos el outback y disfrutamos paisajes espectaculares. En Emigranding_confio contamos nuestra travesía y dejamos aquí tips para futuros aventureros.

Dandole mate a un pato (?)

El plan

A mediados de noviembre, dejamos nuestra rutina en Perth para arrancar un viaje de un mes y medio por el sur de Australia. En un mundo post-pandemia y con Trump volviendo al poder (parece que esto afecta mucho a Australia), renunciamos a nuestros trabajos, compramos cosas baratas en webs chinas y nos preparamos para esta aventura. Por suerte, este es un país donde encontrar trabajo, en roles menos atractivos, no suele ser un problema (o eso esperamos).

Decidimos ir por el sur porque el centro es demasiado caluroso y complicado, y necesitás un auto mejor equipado para cruzar ese desierto. El norte quedó descartado: ya habíamos sentido el calor en abril en Cairns, y ahora sería imposible. Nuestro objetivo: llegar a Sydney para fin de año y disfrutar los famosos fuegos artificiales, mientras exploramos un país tan enorme que requiere auto y tiempo para conocerlo.

Los campamentos son enormes. A veces no estás cerca del baño (por eso caminamos antes de dormir para evitar bajar de la carpa con lluvia en la noche). 

Casi todo está preparado para senderismo. Los caminos son hermosos, pero es clave revisar los niveles de dificultad antes de empezar. En las webs oficiales encontrás información para prepararte antes de ir. 

El enchufe con 7 metros de alargue fue un éxito: en los campings con electricidad, los tomacorrientes están lejos.

La despedida y el comienzo

Salir de Perth no fue fácil. Dejamos nuestra casita y a nuestros amigos, personas increíbles que nos salvaron de crisis absolutas, nos acompañaron en lesiones, nos regalaron su tiempo y mates para filosofar, y nos introdujeron a la nueva religión: los viernes de pizza. Encima de todo, ¡me enseñaron a manejar! Uno pensaría que con tantos viajes encima las despedidas serían más fáciles, porque sabés que el reencuentro llegará (por suerte, sabemos que será en Sydney), pero igual cuesta.

Con ansiedad y muchas dudas, partimos sabiendo que esta sería nuestra primera experiencia de camping tan larga. El plan no era correr ni pasar todo el día en el auto; queríamos disfrutar nuestras vacaciones a nuestro ritmo. Mientras algunos hacen este recorrido en una semana, nosotros decidimos aprovechar este momento de disfrute antes de volver a trabajar a full.

Nuestra primera parada fue en Busselton y Margaret River, una zona famosa por sus paisajes increíbles. Bueno, como todo Australia, pero acá también hay cuevas, viñedos, chocolaterías y un montón de actividades para disfrutar. Coincidimos con los leavers (algo como el “Bariloche” australiano), así que encontrar lugar en los campings fue un desafío. Nos quedamos en los RAC Parks, que son un lujo total. Después seguimos con los Discovery Parks, donde nos hicimos socios. Los descuentos y beneficios valieron la pena, y los campings eran tan cómodos que a veces ni parecía estar de camping.

 

Nota: Si bien no todos los campings tienen utensilios o cocinas equipadas, en muchos de estos lugares nos sorprendió encontrar todo lo necesario: servilletas, detergente, esponjas e incluso ollas para usar. Nosotros, calculando todo en la heladerita con hielo (que dura dos días), descubrimos que la mayoría de los campings tienen heladeras compartidas donde podés guardar tu bolso con tu nombre y la fecha de retirada. Eso sí, llevá etiquetas o cinta de papel y una birome, porque no te las dan en los campamentos. ¡Un alivio que no habíamos considerado!

Presupuesto: Algo a tener en cuenta es que todas las actividades se pagan. Sean cuevas, zonas dentro de parques nacionales o incluso los alrededores de un faro, todo tiene un costo. Por ejemplo, queríamos visitar un faro, pero no solo cobraban por subir, sino también por estar cerca. Me pareció un exceso. Así que, si estás planeando este viaje, calculá un mínimo de 20 dólares por entrada para cada actividad en tu presupuesto.

En las playas siempre hay carteles con el nombre, el número de emergencia y las indicaciones para ubicarte.

Es triste no tener mate (me lo robaron), pero la tapa del termo con poca yerba entra perfecto en el auto.

Aunque no vemos el atardecer desde esta costa, el cielo se pinta de colores increíbles, y de noche, con tantas estrellas, parece que el cielo se agranda.

El clima y nuestra llegada a Esperance 

Noviembre no fue tan veraniego como esperábamos. Aunque imaginamos días cálidos, nos encontramos con un clima impredecible: lluvias inesperadas y mucho viento, especialmente a la tarde y noche. Cocinar al aire libre o estar cómodos fue complicado más de una vez, pero cuando el sol pegaba, te quemabas al toque. Así que protector solar 50, gorro y mucha agua se volvieron imprescindibles.

Llegar a Esperance fue como entrar en un cuadro: playas de agua turquesa y arena blanca como maicena, dignas de cualquier postal. Sin embargo, el viento y el sol extremo hacen que no sean las playas a las que estamos acostumbrados en Argentina, donde podés quedarte todo el día. La mayoría son ideales para surfers o actividades acuáticas con viento, pero no tanto para los mortales que buscamos relajarnos. Además, muchas tienen algas o zonas pantanosas, y las que son aptas para nadar o simplemente no coinciden con nuestro horario: el check-in de los campings (o el armado de la carpa antes de que anochezca) nos apuraba más de una vez. Eso sí, los acantilados y los miradores con vistas al océano son impresionantes. Imagino que en temporada de ballenas debe ser aún más increíble!



Lecciones de camping

El clima manda: Es impredecible, así que no confíes tanto en las apps de clima. Por suerte llevamos una frazada extra y un mini ventilador, que resultaron ser un gran acierto. Para evitar que la carpa se llene de humedad y te levantes con frío o todo mojado, dejá siempre, por más que haga frío, una ventana un poco abierta para que circule el aire. La física no perdona.

La carpa resistió todo: Pero armarla tiene su truco. Siempre verificá de dónde viene el viento antes de empezar.

Martillo imprescindible: No todos los suelos son blandos, y un martillo para las estacas te va a salvar más de una vez.

La heladerita: El hielo dura unos dos días, ocupa mucho espacio y el agua que se derrite moja todo. Las bolsas ziploc o buenos tuppers son indispensables.

Platos y utensilios: Los platos de plástico absorben grasa y tuco, y terminás muchas veces comiendo de la olla. Aunque pienses que solo vas a hacer sándwiches, llevás más cosas de las que imaginás para cocinar y lavar. Algo práctico para transportar todo habría sido ideal.

Dormir temprano es inevitable: Entre el viento, el frío, la oscuridad y los animales, no hay mucho más para hacer de noche. En Australia todo empieza temprano, pero ojo, porque los amaneceres suelen ser cerca de las 4 a.m.

Revisá los cambios de horario: En Australia no siempre cambian por estado, y dentro de un mismo estado hay zonas con horarios diferentes, sobre todo en verano. Esto puede afectarte si tenés una entrada programada o llegás justo al check-in de un campamento.

El auto siempre es un caos: No importa cuánto planifiques o creas que lo tenés todo organizado. Con el tiempo vas acomodando, pero relajate: algo siempre va a quedar en el fondo. Y una bolsa para la ropa sucia habría sido muy útil.

Protección solar y agua: Siempre usá protector solar 50 (de preferencia de una marca australiana), llevá un gorro y tené una botella de agua a mano. El sol en Australia no perdona y es mucho más fuerte de lo que parece.

Muchas playas o spots lindos están cerca, pero no te preocupes si no tenés internet (incluso con Telstra). Todo está bien señalizado y siempre hay baños y mesas para picnic, especialmente en los parques nacionales con entrada paga.

No todo lo que dicen los influencers es real. Playas que eran rosas ya no lo son, algunos animales ya no están, y algunas rocas se caen, haciendo que los puntos panorámicos sean peligrosos. Informate antes de ir para evitar decepciones.


El Outback es una de las regiones más icónicas de Australia. Es el término que se usa para describir las zonas remotas y deshabitadas del interior del país. Extendiéndose por miles de kilómetros, es una combinación de desiertos, matorrales y planicies interminables, donde el paisaje cambia poco y la tierra es de un característico color naranja intenso.

En esta región, las condiciones son extremas: el clima es caluroso durante el día, frío de noche, y muchas veces seco. Además, es común encontrarte con camiones oversize (vehículos de carga extra grande), que te obligan a estacionar al costado de la ruta para dejarlos pasar.

#Datazo: El Nullarbor Plain, parte del Outback, alberga el tramo más largo y recto de carretera en Australia, conocido como el 90 Mile Straight. Este tramo tiene 145 km ¡sin una sola curva!

Recorrer esta zona nos hizo recordar los días en que trabajábamos en la mina. La vibra es similar: vieja, arcaica, con instalaciones básicas y rodeados de tierra naranja. Todo tiene un aire “retro”, y parece que el tiempo no avanza.

En la próxima entrada les voy a contar más sobre nuestra experiencia en el 90 Mile Straight, el cruce del Nullarbor y cómo llegamos hasta Port Lincoln. ¡See you soon! 🚗🌅