La capital de Baden-Wurtemberg, emerge como un destino que armoniza lo antiguo con lo contemporáneo. Las iglesias históricas conviven con museos que exhiben los automóviles más avanzados del mundo. La comida tradicional se mezcla con la visión futurista de los carteles que adornan las calles. Alemania, ubicada en el epicentro del progreso europeo, revela una dualidad fascinante, donde, curiosamente, el pago en efectivo aún predomina. No siempre entiendo sus costumbres, ¡pero qué hermosa ciudad! :)

En el centro histórico, con la presencia imponente del Neues Schloss y el Altes Schloss. La Schlossplatz es el epicentro, y la Königstrasse (calle del rey), es la via de muchas tiendas y cafés.

La Johanneskirche, una iglesia neogótica, añade un toque arquitectónico al paisaje. La Markthalle, (salón de mercado) es un lugar interesante para los amantes de la gastronomía y los fans de los mercados.


Wasen

La Volksfest de Stuttgart, el Wasen, es como el Oktoberfest, pero con su propio estilo, fechas y tradiciones. A mí personalmente me encanta porque es más local, menos conocida, pero igual de significativa y enorme. Estas fiestas tienen una tradición arraigada que se remonta al siglo XIX. Generalmente - siempre y cuando las pandemias nos den un respiro - se lleva a cabo durante unas tres semanas entre septiembre y octubre.

Lo que realmente destaca en esta festividad son las cervezas, las salchichas y los pretzels, además de otros manjares alemanes que no puedes perderte. La entrada suele ser gratuita, ya que es básicamente un enorme parque de diversiones, pero luego pagas por las atracciones, la comida y la bebida. Es una buena idea reservar con anticipación para asegurarte de tener tus consumiciones listas. Ah, y ten en cuenta que siempre es bueno tener efectivo, ya que en estos eventos es común dejar propina, y presta atención al manejo de las cuentas, ya que los tickets para las consumiciones rara vez tienen el valor exacto de lo que estás disfrutando.